Por: Gabriel J. Perea R. @elistmopty
Cuando comencé a redactar este artículo uno de mis hijos me miró con ojos inquisidores y formuló la pregunta inevitable. ¿De qué se trata ese artículo? Me llamó poderosamente la atención que le interesara, estaba sobre la premisa que los artículos de opinión eran cosa de intelectuales que no se han dado cuenta que estamos en la era de los tweets, y quien no sepa que es esto, le diría que está bien perdido.
Al menos me alegró que alguien joven me lea de vez en cuando o al menos eso creo. Pero el asunto que quiero exponerles es que estamos en la era donde toda nuestra información se encuentra almacenada en alguna parte, que en la mayoría de los casos no tenemos ni idea dónde es.
Publicamos información en Facebook, twitter, e Instagram y no tenemos ni idea dónde está y mucho menos donde puede ir a parar. Pero confiamos y lo hacemos todos los días. Es casi reglamentario que todos los seres esclavizados a la conectividad carguemos algún aparato, llámese celular, tablet, laptop o como se denominan elegantemente, dispositivos de alta gama.
Y vaya usted a imaginar todo lo que se hace con esos dispositivos. Por ejemplo ir al banco es cosa del pasado, hasta hay campañas publicitarias para realizar todo online. Si no nos hemos percatado, estamos en la era donde confiamos hasta nuestras vidas en personas o sistemas que no conocemos, no sabemos dónde están, no sabemos quiénes son y mucho menos si esas personas cumplen los protocolos de seguridad necesarios para salvaguardar nuestra preciada información. Sonó tecnificado, pero así mismo es.
Si este escenario es una realidad, entonces el miedo a la nube es algo sin fundamento. ¿Y qué es el miedo a la nube? La definiría como la aversión que tienen algunas personas a los servicios online, en ”la nube” como se dice popularmente. Personas que tienen miedo de guardar información en lugares que no pueden ver físicamente.
Al discutir este tema algunos defienden su aversión apoyándose en casos como el de una reconocida firma que colocó a Panamá en todos los diarios del mundo. Fue un hecho incuestionable, los más representativos del miedo a la nube, aseguran que si se hubiese guardo la información a la antigua nadie pudiese haber sustraído tanto papel sin ser detectado. Totalmente cierto. ¿Pero dónde estuvo la falla? No en que estuvieran almacenados en la nube, sino de los controles, tan sencillo como eso y peor aún fue una falla de aquellos que tenían esa responsabilidad. Si el cuchillo no corta, no es culpa del cuchillo sino del que lo afila.
Hoy día es casi imposible almacenar, preservar y mantener toneladas de papeles que se generan producto de las interacciones de los humanos en todas sus facetas. ¿Se ha puesto a pensar en lo que representa usted en almacenamiento de información? Datos bancarios, médicos, académicos y toda la información que generará durante su vida. Quien hoy diga, que tiene miedo a la nube no se ha dado cuenta que ya está en ella y si no le gusta, que meta la plata en el refrigerador, porque su dinero, si no lo sabía, también está en la nube.