Deudas de tarjetas de crédito, sin control


 
 
Por: Gabriel J. Perea R. 

Recientemente este diario público que las deudas en tarjetas de crédito superan por primera vez los dos mil millones de dólares. Al leer esta noticia no sé si espantarme o pensar que es algo bueno, pero si es algo bueno, ¿Para quién es buena esa cifra?

 
 
No entrare a realizar un análisis financiero de esa cantidad, muy por el contrario apliquemos simple escrutinio mental. Llamase sabiduría popular infalible. Alguien dice, porque es un decir, dado que no tenemos cifras certeras de censo alguno. El último si recordamos fue alguito accidentado, así que dicen que somos talvez cuatro milloncitos de panameñitos vida mía.
 
 
Bien, si eso tiene algo de cierto, podemos pensar que talvez una parte de esos panameñitos están clavados con tarjetas de crédito. ¿Cuántos podrían ser esos desafortunados que no pueden vivir solo con lo que ganan? Les confieso que tuve que buscar en internet como se escriben algunas cifras. Ahora si solo una fracción afortunada tiene algunos plásticos en su cartera, como unos trescientos cincuenta mil y dividimos los dos mil milloncitos de balboas, no sale que cada panameñito debe más de cinco mil palos.
 
 
Interesante y sesudo análisis que puede ser afinado por los conocedores de la materia, pero hacia arriba o hacia abajo, cerca o lejos, la realidad es que en nuestro istmo tenemos un monto de personas que están hasta el sombrero en deudas. ¿Eso es bueno? Alguien diría que no, pero no para el ciudadano común que está endeudándose por alguna u otra razón. ¿Sera que no le alcanza la quincena? O ¿Sera que son consumidores compulsivos? Y ni decir de aquellos que cayeron en poseer más de una tarjeta, que alguien los consuele en su sufrimiento.
 
 
Talvez sea bueno para los bancos, que ganan interés a más no poder y nunca pierden o de lo contrario díganme que banco ha quebrado ¿Pero podrán recuperar esos dineros? O ¿Estamos apostando a lo desconocido? Como país estamos caminando por una delgada línea. De un lado se escucha crecimiento económico. Pero para los que están en la cima de la cadena alimenticia. Para los que están en la base no hay tal crecimiento, por el contrario hay endeudamiento precipitado.
 
 
El escenario es desconcertante, en Panamá, los ciudadanos no tienen donde recurrir cuando las deudas en tarjetas los asfixien, no existe un centro de conciliación, las leyes son ambiguas y se prestan a interpretaciones antojadizas, el deudor pasa de la noche a la mañana de ser un cliente distinguido a un delincuente acosado en todas las formas posibles. Llamadas desbordantes, cartas, correos electrónicos, hasta modalidades de cobros vía chat y no mencionemos a los rastreadores que utilizaran cualquier argumento para acorralarte.
 
 
Sera buena tan exorbitante cifra o veremos un incremento en las demandas de entidades crediticias que no pueden cobrar sus cuentas y que al final podrían provocar un verdadero caos social al acorralar a los deudores despojándolos hasta de los medios para poder seguir subsistiendo. Si no existe alternativa de conciliación perderemos todos. El crédito fácil acompañado de endeudamiento es una bomba de tiempo.

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