De acuerdo a los recientes acontecimientos donde el gobierno panameño otorgó asilo territorial a la ex directora del DAS colombiano, María del Pilar Hurtado, surge la interrogante si Panamá es una nación con vocación de asilo para los perseguidos políticos o, por el contrario, una nación que se está convirtiendo en madriguera de perseguidores.
En nuestra vecina Colombia se agita una tormenta judicial por las acusaciones de escuchas ilegales y seguimientos efectuados por el Departamento Administrativo de Seguridad (DAS), las cuales estuvieron dirigidas en contra de los magistrados de las altas cortes, periodistas, líderes opositores y defensores de derechos humanos. Estas escuchas, llamadas en Colombia ‘chuzadas’, fueron presuntamente dirigidas por Hurtado, a quien se le benefició con una medida de asilo político en Panamá.
Este asilo ha causado malestar en el gobierno colombiano, al estar Hurtado directamente señalada y a la cual se le investigaba por el proceso de las intercepciones ilegales desde el DAS.
Este asilo no fue consultado con Colombia, fue una acción unilateral de Panamá. Es un proceder incomprensible, cuando en Panamá recientemente se acusó, procesó, destituyó y condenó a la procuradora general de la Nación precisamente por UN caso de escuchas ilegales. Es un mensaje ambiguo el que se está enviando y demuestra un comportamiento errático en cuanto a la política exterior, cuando internamente se procede de una forma y externamente se procede de forma totalmente contraria.
Parece ser que Panamá, lejos de ser un refugio para perseguidos, es una madriguera para supuestos perseguidores. Este no es el único caso de asilo controversial que se ha efectuado en el país, llama poderosamente la atención que este proceder es de varios gobiernos. Debemos recordar que en Panamá están otros personajes con procederes cuestionables y se encuentran bajo la figura del asilo.
Panamá debe ser una nación que se reconozca en el mundo como una nación que acoja a aquellas personas que sean perseguidas políticas y a las cuales se les brinde un refugio seguro cuando tienen amenazadas sus vidas. No debemos seguir propiciando el que se nos catalogue como un refugio de personajes que han sido acusados, que tienen casos pendientes o que han salido de sus países cuestionados por sus actuaciones ante la sociedad.
La pregunta que surge como interrogante hacia el futuro es si Hurtado es requerida en extradición cómo procederá el gobierno de Panamá. ¿Concederá la extradición o se negará la solicitud? Los delitos por los cuales se le siguen investigaciones a Hurtado son delitos comunes y no delitos políticos. Panamá ha marcado un precedente difícil de explicar ante el país y ante las naciones democráticas.