Por: Gabriel J. Perea R. @elistmopty
Bajo ninguna circunstancia y bajo ningún pretexto debemos permitir que estas elecciones nos quiten la compostura. En período
electoral los ánimos se exacerban, la temperatura emocional sube y algunos pocos pierde la calma; pero el panameño tiene la particularidad de que puede disfrutar cívicamente la política, sin que ocurran hechos que lamentar. Ese debe ser el comportamiento que debe prevaler en todos los niveles de la sociedad.
Respetemos las opiniones y las posiciones de todos los demás, presentemos nuestras ideas con respeto, ese es el fundamento de la convivencia pacífica. Evitemos desmeritar al adversario. Desechemos el insulto y la diatriba y no permitamos que se utilicen los ataques personales y mucho menos participemos de ellos. Podemos vivir el momento con pasión cívica sin destruir a aquellos que no comulgan con nuestras ideas.
No quebrantemos una de los principios básicos en los cuales se fundamentan los estados de derecho, no lancemos acusaciones que no podamos demostrar. El único que sale perjudicado es nuestra sociedad, que se degrada con ese tipo de conductas.
Rechacemos enérgicamente las campañas que se fundamentan en el engaño, la tergiversación de la verdad y la exaltación de aspectos negativos, difamatorios y que se apoyan en campañas de desprestigio. Nadie con este tipo de comportamiento debe llegar al poder, puesto que ya demostró falta de valores para ejercerlo.
Este es un periodo transitorio, en el cual un pequeño porcentaje de panameños gobernará por mandato nuestro y nada más; el resto de los ciudadanos seguira siendo el mismos. La atención debe enfocarse en escrutar a los que se están postulando y no confundirnos en una planeada revuelta de todos contra todos.
Los políticos pasan, el pueblo siempre queda.
Bajo ninguna circunstancia y bajo ningún pretexto debemos permitir que estas elecciones nos quiten la compostura. En período

Respetemos las opiniones y las posiciones de todos los demás, presentemos nuestras ideas con respeto, ese es el fundamento de la convivencia pacífica. Evitemos desmeritar al adversario. Desechemos el insulto y la diatriba y no permitamos que se utilicen los ataques personales y mucho menos participemos de ellos. Podemos vivir el momento con pasión cívica sin destruir a aquellos que no comulgan con nuestras ideas.
No quebrantemos una de los principios básicos en los cuales se fundamentan los estados de derecho, no lancemos acusaciones que no podamos demostrar. El único que sale perjudicado es nuestra sociedad, que se degrada con ese tipo de conductas.
Rechacemos enérgicamente las campañas que se fundamentan en el engaño, la tergiversación de la verdad y la exaltación de aspectos negativos, difamatorios y que se apoyan en campañas de desprestigio. Nadie con este tipo de comportamiento debe llegar al poder, puesto que ya demostró falta de valores para ejercerlo.
Este es un periodo transitorio, en el cual un pequeño porcentaje de panameños gobernará por mandato nuestro y nada más; el resto de los ciudadanos seguira siendo el mismos. La atención debe enfocarse en escrutar a los que se están postulando y no confundirnos en una planeada revuelta de todos contra todos.
Los políticos pasan, el pueblo siempre queda.