Nuestra esencia vital


Por: Gabriel J. Perea R. @elistmopty

Publicado en La Estrella de Panamá

Sin importar en qué parte del mundo nos encontremos, cuáles sean nuestras condiciones socio—económicas, nuestras creencias, ideologías, comportamiento hacia nuestros semejantes o postura ante la vida, todos compartimos la misma esencia. El ser humano es 75 por ciento de agua y si ese porcentaje se reduce solo en un 10 por ciento, muere.

Si nuestro organismo no renovara periódicamente la pérdida de agua, comenzaríamos a sentir la extinción de la vida de manera consciente, nuestros ojos se secarían, al no poder lubricarse con las lágrimas; nuestra lengua se secaría, impidiéndonos digerir alimentos; y, finalmente, no podríamos respirar, cuando los pulmones perdieran toda su humedad. Esto puede ocurrir en menos de una semana, dependiendo de las condiciones.

En el Día Mundial del Agua serian muchas las reflexiones que podemos esbozar, pero ninguna sería tan significativa como el concentizarnos con que nuestra existencia es dependiente de un recurso al cual prácticamente no le prestamos la menor importancia. Siempre estamos bajo la impresión de que alguien más estará pendiente y que nunca nos faltará el preciado líquido, hasta que esto ocurra por algún motivo no tomaremos conciencia que de todos depende su conservación.

Solo un 10% del agua en el planeta es apta para consumo humano, el otro 90% no es consumible, está contaminada o habría que invertir mucho dinero para hacerla potable. Si el agua es de vital importancia para los seres humanos deberíamos trabajar mancomunadamente para conservarla, más cuando muchos de los recursos hídricos son compartidos entre países.

A través del territorio de 145 países se extienden 263 cuencas y lagos transfronterizos del mundo y cubren casi la mitad de la superficie de la tierra. De la misma manera, grandes depósitos de agua dulce transitan en silencio por debajo de las fronteras en acuíferos subterráneos. Fronteras que no siempre están en paz, recursos que no siempre están en territorios libres de conflictos.

Las estimaciones afirman que debe haber suficiente agua para satisfacer las necesidades de la población mundial. Sin embargo, muchos países afrontan problemas de escasez de agua, puesto que los recursos no están distribuidos de acuerdo a nuestra caprichosa repartición del planeta. Conscientes de que todos los países del mundo tratarán de satisfacer las necesidades de agua de sus habitantes como un factor de sobrevivencia se podría prever un futuro de conflictos. Las próximas guerras podrían ser por el acceso al agua y su dominio. Para evitar un futuro incierto la solución a las cuestiones relacionadas con la gestión del recurso hídrico es la cooperación y la conservación.

Todos debemos compartir la responsabilidad de la conservación del agua, más cuando es un recurso compartido que traspasa las fronteras. Nuestra esencia vital debe ser preservada para las presentes y futuras generaciones.

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