Por: Gabriel J. Perea R. @elistmopty
Los principales mercados bursátiles del mundo
concluyeron una de las peores semanas en la historia financiera. La crisis, ahora global, no está en duda. El fantasma de la recesión ha hecho su aparición y lo que sigue es intentar definir qué tan intensa será y cuánto tiempo durará. De esto dependerá qué tanto debamos apretarnos el cinturón.
A pesar de las opiniones alentadoras de algunos expertos locales y extranjeros, es iluso pensar que esta crisis no afectará en alguna medida a la economía nacional. En Panamá, la economía está basada en bienes y servicios; y lo poco que producimos está destinado al consumo local y a los mercados que precisamente están siendo afectados como el norteamericano.
El cambio en varios factores presagia que no escaparemos a la turbulencia. El primero de estos es el que alimenta la economía de consumo. Los consumidores de clase media, alta, que ven disminuir sus otrora inagotables presupuestos. Este segmento de mercado ya no demandará o disminuirá el consumo de bienes y servicios, artículos de lujo, turismo e inversiones en terceros países. Como consecuencia de ello, la mano de obra que estaba dedicado a satisfacer ese mercado verá reducidos sus posibilidades de mantener sus ingresos.
La variación de esto afectará a las grandes cadenas y a su fuerza laboral, ocasionando un declive de ventas y una caída precipitada de los pedidos de mercarías futuros. Esto golpea directamente a las empresas de transporte marítimo, quienes no tendrán el volumen de carga que se proyectaba antes de las crisis. Frente a esa desaceleración de los flujos comerciales, antes muy rentables, las compañías de transporte podrían recortar líneas, consolidar carga o en el peor de los casos suspender rutas para frenar a una repentina ola de pérdidas.
Eso nos afectará en la medida en que las empresas establecidas en Panamá estén dependiendo de las economías afectadas, ya sea suministrando bienes, servicios, transporte, materia prima, mano de obra, o que estuvieran invirtiendo sus capitales en los actuales mercados en crisis; traduciéndose directamente en la pérdida de plazas de trabajo, disminución de oportunidades de empleo y dificulta de acceder al crédito barato.
La crisis es de tal magnitud que empresas destacadas como Global Insight, anunció que ha reducido en casi la mitad su previsión del crecimiento real de las exportaciones en Estados Unidos. La posible situación está en manos de los países del G7, quienes tendrán que adoptar medidas para no arrastrar a todas las naciones a una recesión global.