Publicado en la Estrella de Panamá
Expuesto este padecimiento se puede llegar a entender el comportamiento de algunos pocos célebres personajes de nuestra sociedad, cuando demuestran total y absoluto desprecio por lo que sus acciones puedan ocasionar en el sentir del resto de la sociedad. De ahí que un gesto obsceno, una declaración incoherente, un ataque contra otras opiniones para ellos puede que no resulte tal. Esto debe ser entendido como producto de esta enfermedad, pero no debe ser tolerado.
Cualquier ciudadano con este padecimiento debe buscar la ayuda profesional y espiritual alejándose, para su paz y bienestar mental, de las actividades que le producen la irritabilidad que ocasiona su incontinencia cerebral.
La incontinencia cerebral puede pasar de ser un padecimiento asintomático leve a crónico virulento, principalmente este último manifiesto por aquellos que no toleran opiniones, comentarios o cualquier señalamiento que ellos interpreten como amenaza potencial a sus aspiraciones políticas, llegando a valerse de campañas sucias, propagación de rumores, ataques personales a la honra de sus adversarios y, lo que puede ser peor, utilizar a sus allegados para intentar acallar cualquier información perjudicial acerca de su salud, pasado, sus negocios, relaciones comerciales o familiares.
No existe tratamiento conocido que resulte ciento por ciento eficaz, el único tratamiento que ha resultado prometedor para esta enfermedad es otro tipo de padecimiento, en este caso la intolerancia ciudadana, que no debe permitir la propagación de este tipo de enfermedades contagiosas de rápida propagación. Es un deber de todo ciudadano combatir esta degeneración, salvaguardando el sagrado derecho de manifestarse libremente, emitiendo nuestras opiniones y no guardando silencio ante aquellos que intentan imponernos la idea de que este comportamiento debe ser aceptado como algo normal.