Romperé el silencio


Por: Gabriel J. Perea R. @elistmopty


Publicado en Expresiones para una sociedad participativa.

La represión erosiona la libertad

el silencio ante la represión es indiferencia

la indiferencia ante la represión es el inicio de la oscuridad.
No podemos guardar silencio antes los hechos que ocurren en nuestro país. Esta semana hemos visto el rostro de la violencia como nunca antes en nuestras calles. Obreros de la construcción enfrascados en una batalla campal contra las fuerzas antidisturbios de la Policía Nacional.

Todo inicio con una protesta en la ciudad de Colón que lo mas probable hubiese pasado desapercibida sino hubiese ocurrido un hecho inimaginable que desencadenó la violencia, y aunque ahora hay calma, la semilla de odio fue sembrada en la mente y los corazones de aquellos que se sintieron, humillados, maltratados e impotentes de enfrentar la superioridad que representa un cuerpo armado y entrenado para reprimir.

No hay razón que pueda explicar la acción de un policía pateando en el suelo a un ciudadano indefenso, no hay investigación que pueda justificar el que un policía apunte con su arma de reglamento a un ciudadano reducido a golpes. Ni siquiera imaginemos que esta reacción violenta fue entroniza por el color de la piel de los manifestantes, seria aberrante. Si estos actos no son justificables, mucho menos puede tener justificación la muerte de un obrero por un disparo en la espalda.

La violenta reacción de los manifestantes que se extendió por todo el país era de esperar. Y aunque estas reacciones también sean reprochables por los destrozos ocasionados y por coartar la libre circulación de los ciudadanos que no estaban involucrados, también el gobierno falló en su responsabilidad de responder apropiadamente ante los acontecimientos. La violencia engendra violencia. No hay excusas para inventar justificaciones, crear conspiraciones o intentar engañar a la ciudadanía con rumores que no pueden ser comprobados acerca de una intencionalidad premeditada.

Aquellos que señalan los efectos intentando que la ciudadanía no perciba la causa ofenden a la gran mayoría de ciudadanos pensantes. Si el gobierno hubiese atendido oportunamente las justas demandas de los obreros en materia de seguridad esto no hubiera ocurrido jamás. Aquellos que inclusive han aplaudido públicamente las acciones de represión, ignorando con cómplice omisión la muerte del obrero deben estar seguros que no han contribuido a construir la sociedad justa que todos anhelamos, muy por el contrario los sentimientos de desprecio a hacia los menos favorecidos han sido manifiestos.

Lo ocurrido nos deja lecciones bien claras.

El sindicato de los trabajadores de la construcción (SUNTRACS) cuenta con el poder y la organización para hacerse escuchar por el único medio que puede obligar a escuchar al gobierno de turno, las protestas masivas. Y si a esto le añadimos la variante del cierre de calles simultáneos en diferentes arterias de la capital y en el interior del país a el gobierno solo le queda las acción de represión con fuerza excesiva y el arresto masivo de manifestantes, lo que ocasiona mas reacciones en una espiral de violencia donde nadie sale favorecido. El SUNTRACS es el único gremio que tiene el poder de colocar al gobierno en jaque y ahora puede dolorosamente presentar a uno más de sus miembros caídos como un mártir.

Otra lección que ha quedado evidente es la posibilidad que todavía existan algunos que anhelan el retorno de los tiempos en que la represión era la respuesta a los clamores ciudadanos, tiempos donde la bota militar aplastaba la democracia. Ellos intentan torcer las leyes de la naturaleza, el que nace tigre aunque lo pintemos de blanco no se convierte en gato domestico.
El creciente abismo entre los que se están haciendo más ricos y aquellos que se siente explotados al generar mas riqueza para otros, seguirá siendo el caldo de cultivo apropiado para generar las explosiones sociales en busca de respuestas, y lo mas peligroso es que este escenario puede ser aprovechado por intereses que buscan expandir otras ideologías ajenas a nuestros intereses nacionales.

Lo que seamos mañana como sociedad será el producto de nuestro silencio.

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