Publicado en el Panamá América

En un país donde la idiosincrasia de sus habitantes esta caracterizada por la convivencia pacifica, donde no existen movimientos subversivos que representen una amenaza para la ciudadanía y mucho menos para la estabilidad interna del estado es inaceptable el observar la brutal agresión de miembros de la policía nacional contra civiles desarmados.
No hay razón que pueda explicar la acción de un policía pateando en el suelo a un ciudadano indefenso, no hay investigación que pueda justificar el que un policía apunte con su arma de reglamento a un ciudadano reducido a golpes. Ni siquiera imaginemos que esta reacción violenta se entroniza por el color de la piel de los protestante, seria aberrante.
Por el sosiego nacional no permitamos que las imágenes de los días más oscuros de la época de la dictadura militar retornen desde el pasado donde deben permanecer. La sociedad espera los correctivos necesarios en la institución llamada a salvaguarda la honra, integridad y bienes de los ciudadanos. Y no debemos perder de vista que una institución es el reflejo de quienes la dirigen.
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REDACCION
PA-DIGITAL
Heridos, cientos de arrestos y destrozos dejan protestas
Los más afectados por las acciones violentas ocurridas en las principales arterias vehiculares de la ciudad fueron personas que se dirigían a sus trabajos.
Para las 4:00 p.m., tienen programada una marcha hacia el Palacio de las Garzas, para exigir varias peticiones, las cuales son las mismas que piden para sentarse a dialogar con las autoridades.
Saúl Méndez, dirigente obrero recalcó que son seis los puntos que exigirán: las destituciones del director de la Policía, Rolando Mirones y del ministro de Gobierno y Justicia, Daniel Delgado Diamante; congelar los precios de la canasta básica y un aumento general de salarios.
Además piden la eliminación de los sindicatos amarillos, la aprobación del reglamento de seguridad y que una comisión independiente que investigue los asesinatos de los obreros Luiyi Argüelles, Osvaldo Lorenzo y All Iromi Smith.
Autoridades.
Mientras el titular de Trabajo, Edwin Salamín, invitó a la dirigencia sindical a una reunión mañana en la Defensoría del Pueblo para abordar el documento referente a la seguridad ocupacional, su homólogo de Gobierno y Justicia, Daniel Delgado Diamante, advirtió que la Policía utilizará toda la fuerza necesaria para asegurar el derecho de los ciudadanos de transitar libremente.
Ambos funcionarios hicieron un llamado a la cordura y deponer las acciones de fuerza que lo único que buscan es afectar la convivencia pacífica y negaron cualquier plan para asesinar a dirigentes sindicales.
Violencia.
Los cierres de calles iniciaron a las 6:30 a.m., y con ellos el caos, la confusión, tranques vehiculares, y las pérdidas millonarias.
Avenidas como la Transístmica, Tumba Muerto, Balboa y España fueron tomadas por los obreros, quienes fueron reprimidos por los antimotines.
Cientos de personas y conductores que se dirigían a sus trabajos se vieron obligadas a caminar largas distancias o a esperar que se despejara el tranque vehicular. Quienes transitaban por el Corredor Sur tuvieron que esperar unas cuatro horas para llegar a sus destinos.
En vía Israel, la Policía lanzó lacrimógenas a los obreros justo cuando rezaban arrodillados en la calle por el alma de sus compañeros muertos. En Ave. Balboa fueron vandalizados los inmobiliaros urbanos.
Las calles parecían un campo de batalla y salieron a relucir piedras, varillas, bombas lacrimógenas y hasta el carro lanza agua, conocido como «El Pitufo».
Anoche.
Dirigentes transportistas de la capital dieron a conocer que hoy se reunirán para decidir si apoyan la lucha del SUNTRACS.
Mientras en los predios de la Policía de Ancón, un centenar de personas buscaban información sobre los detenidos, entre ellos una señora que aseguraba que su esposo e hijo, quienes laboran en una oficina en Ave. Balboa fueron arrestados injustamente.