Por: Gabriel J. Perea R. @elistmopty
Publicado en el Panamá América
Las FARC, unos de los grupos guerrilleros más antiguos en Latinoamérica, ha recibido uno de sus má

En el hermano país se libra un conflicto interno de más de treintas años, en los cuales la guerrilla pasó de ser un ejército que decía luchar por los intereses del pueblo colombiano a un grupo catalogado de terrorista y controlador de gran parte del tráfico de drogas.
El secuestro, la extorsión y la muerte de civiles son prácticas generalizadas de la guerrilla y, ante esta situación, un grupo de jóvenes, valiéndose de la tecnología que trasciende las fronteras, las ideologías y desafía el terror de los que quieren imponer sus ideales por la fuerza de las armas, organizó una marcha simbólica a través de un portal en el Internet que se transformó en una demostración mundial de repudio a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). «No más secuestros. No más mentiras. No más muertes. No más FARC», gritaban las multitudes por todas las ciudades que apoyaron la convocatoria en todo el mundo.
Las consecuencias de este acontecimiento son incuestionables. Un movimiento político, social o guerrillero pierde su sustento cuando los ideales que defiende son impuestos por la fuerza con métodos de terror que la ciudadanía repudia. Los actos terroristas son inaceptables en una sociedad civilizada. Los tiempos en que un movimiento guerrillero intentaba derribar los poderes constituidos por medio de acciones beligerantes han quedado en el pasado, hoy la democracia echó sus raíces en toda Latinoamérica.
Ya no existe la posibilidad de que grupo alguno, individuo o nación, actúe en la oscuridad sin que sus acciones sean conocidas. Somos una aldea global, enlazados por medio de la tecnología, en un escenario en el que cualquier individuo, en cualquier rincón del planeta, puede expresar sus pensamientos y éstos pueden derribar los muros que de otra forma serían infranqueables.