Por: Gabriel J. Perea R. @elistmopty
olítico demuestra su fuerza cuando ejerce su poder de convocatoria. El pasado domingo 20 de enero el PRD demostró su fuerza al lograr convocar 260 mil personas para sus elecciones internas de delegados sin que existiese una elección a cargo público y a más de un año de las elecciones presidenciales, este es un hecho que debe despertar a las fuerzas opositoras tradicionales del sueño hipnótico en el que se encuentran y mostrarle a la ciudadanía en general que los tiempos han cambiado.
Un partido p

Los tiempos en que la política consistía en un pueblerino acto de atacar al partido gobernante, capitalizando los errores y desaciertos e intentando captar la simpatía electoral, sin presentar alternativas a los problemas nacionales es un accionar que ya no es aceptable. En el Panamá de hoy ya no queremos escuchar el discurso repetitivo acerca de lo que hizo mal el partido en el poder, queremos escuchar que harán los políticos para mejorar las cosas sin caer en los mismos errores.
No puede ignorarse la gigantesca membresía del PRD, estos son tan panameños como el resto de los ciudadanos que militan en otros partidos políticos. Ni siquiera los reutilizados argumentos de la pasada dictadura militar pueden debilitar a un PRD que ya se sometió en más de una ocasión al escrutinio público y fue favorecido con el voto popular, inclusive el fenómeno del fraccionamiento por discrepancias políticas internas es un hecho impensable en sus filas, salvo algunos individuos por causas cuestionables.
El bloque del PRD se mantiene firme a pesar de todo y con esta demostración de fuerza del gigante, la oposición esta arrinconada. Ya no existe escusa alguna para intentar, lo impensable, múltiples candidaturas en solitario, presentando al electorado alternativas carnavalescas que no llegaran a ninguna parte. Si la llamada oposición no es capaz de presentar una alternativa unificada, convincente que pueda enfrentar un PRD fortalecido en democracia, tendremos PRD para rato.