Por: Gabriel J. Perea R. @elistmopty
Publicado en el Panamá América
Las definiciones que podemos encontrar acerca del concepto de salario mínimo discrepan conceptualmente de la realidad cotidiana con excepción de aquellos privilegiados para los cuales este concepto no tiene importancia.
Y aunque suenen utópicas, algunas de ellas señalan: el salario mínimo de acuerdo con la ley deberá ser suficiente para satisfacer las necesidades de un jefe de familia en el orden material, social y cultural, y para proveer la educación básica a los hijos.
Otras más idealistas nos dicen: el salario mínimo es aquel que se considera necesario, en relación a las condiciones económicas que imperan, para asegurar al trabajador un nivel de vida suficiente, a fin de proveer a la satisfacción de sus necesidades físicas, intelectuales y morales.
El ideal de lo que debe ser el salario mínimo esta muy distante de cumplirse en nuestro país. Con un salario que no alcanza ni los 300 dólares mensuales la gran mayoría de los trabajadores están condenados a la desesperación. Una desesperación en decidir que dejar de realizar, de que privarse. No pagar la luz, no pagar las cuentas, comprar menos alimentos, no comprar ropa, no enfermarse, o inculcar a los parientes que no se les ocurra salirse con necesidades inesperadas y mucho menos morirse súbitamente.
¿Cómo podemos ante esta realidad pedirle al trabajador que se conforme con su existencia, cuando nunca podrá satisfacer sus necesidades? El pregonado crecimiento económico solo crea trabajadores de salario mínimo que pasan aun estado de menos miseria donde tampoco pueden tener una vida decorosa. El problema parece obvio, mientras tengamos un salario mínimo que no alcanza para vivir, tendremos un país del tercer mundo, donde el trabajador no produce porque no esta motivado y gasta sus energías en tratar de resolver sus necesidades.
Mientras esta situación se profundiza con el aumento del costo de la vida aquellos grupos con poder de coacción utilizan sus medios para alcanzar mas poder adquisitivo a pesar de sustentarse sobre los trabajadores de salario mínimo, lo cual crea una sociedad distorsionada que hace mas evidente la peligrosa separación entre ricos y pobres.
Y aunque suenen utópicas, algunas de ellas señalan: el salario mínimo de acuerdo con la ley deberá ser suficiente para satisfacer las necesidades de un jefe de familia en el orden material, social y cultural, y para proveer la educación básica a los hijos.
Otras más idealistas nos dicen: el salario mínimo es aquel que se considera necesario, en relación a las condiciones económicas que imperan, para asegurar al trabajador un nivel de vida suficiente, a fin de proveer a la satisfacción de sus necesidades físicas, intelectuales y morales.
El ideal de lo que debe ser el salario mínimo esta muy distante de cumplirse en nuestro país. Con un salario que no alcanza ni los 300 dólares mensuales la gran mayoría de los trabajadores están condenados a la desesperación. Una desesperación en decidir que dejar de realizar, de que privarse. No pagar la luz, no pagar las cuentas, comprar menos alimentos, no comprar ropa, no enfermarse, o inculcar a los parientes que no se les ocurra salirse con necesidades inesperadas y mucho menos morirse súbitamente.
¿Cómo podemos ante esta realidad pedirle al trabajador que se conforme con su existencia, cuando nunca podrá satisfacer sus necesidades? El pregonado crecimiento económico solo crea trabajadores de salario mínimo que pasan aun estado de menos miseria donde tampoco pueden tener una vida decorosa. El problema parece obvio, mientras tengamos un salario mínimo que no alcanza para vivir, tendremos un país del tercer mundo, donde el trabajador no produce porque no esta motivado y gasta sus energías en tratar de resolver sus necesidades.
Mientras esta situación se profundiza con el aumento del costo de la vida aquellos grupos con poder de coacción utilizan sus medios para alcanzar mas poder adquisitivo a pesar de sustentarse sobre los trabajadores de salario mínimo, lo cual crea una sociedad distorsionada que hace mas evidente la peligrosa separación entre ricos y pobres.