Por: Gabriel J. Perea R. @elistmopty
Publicado en el Panamá América el 18 de noviembre de 2006
TODO SER humano intenta disfrutar la vida a toda su plenitud manteniendo el necesario equilibrio entre sus múltiples actividades. Ese equilibrio es uno de los elementos que nos permite que seamos personas sanas en lo psicológico, emocional e intelectual. Debemos dedicarle el tiempo necesario a nuestras relaciones laborales y personales. Se debe respetar el sagrado triángulo de trabajar, distraerse y descansar. La trasgresión a este equilibrio, dedicando más tiempo a una sola de las actividades de nuestra vida, ocasiona trastornos que pueden afectarnos físicamente, emocionalmente y mermar nuestra capacidad de trabajo como individuos integrantes de una sociedad productiva.
Esas premisas son fundamentales; de ahí que cada trabajador después de su jornada de trabajo, necesita horas de descanso para recuperarse, incluyendo vacaciones periódicas luego de periodos prolongados de trabajo, que según nuestro Código Laboral es después de 11 meses de funciones. Esto puede ser cierto para individuos comunes y corrientes, sin embargo parece que no aplica para los distinguidos magistrados del Tribunal Electoral (TE) que probaron contra toda argumentación científica que no se necesita de vacaciones, que éstas no son necesarias y que, por el contrario, este tiempo puede aportar mayores beneficios económicos si se acumula durante toda la vida laboral y después se reclama como un solo pago único. Como otras actuaciones del TE, esto es un precedente digno de imitar.
Pero este hecho genera interrogantes que deberían ser respondidas. ¿Todos los funcionarios del TE gozan de la misma opción de acumular sus vacaciones? ¿No es esto una violación a la Constitución que consagra la igualdad de los ciudadanos? ¿No existen reglamentaciones de manejo de personal que deban cumplirse? ¿Cómo se explica esta diferenciación en la institución que entre sus preceptos está llamada a velar por la igualdad de los ciudadanos? La libertad de pensamiento nos provoca especular al respecto elaborando algunas teorías.
Es posible que el trabajo de ser un magistrado en el TE sea tan fácil, tan poco extenuante y exigente, que no sea necesario tomar vacaciones. Si esto es así, porqué gastamos sumas significativas de nuestros impuestos en el salario de esos funcionarios. Claro, esto es solo una especulación, puede haber elementos que desconozcamos.
Puede ser que los magistrados sí tomaron algunas vacaciones que coincidieron con fines de semanas, días feriados en fiestas patrias, navidades, año nuevo, Semana Santa y carnavales. Y si ocurrió alguna otra ausencia fue en misión oficial o en una licencia no remunerada. Puede ser que acumular las vacaciones sea una práctica habitual de altos funcionarios hasta ahora desconocida por la opinión pública. Puede ser una medida preventiva para asegurar un patrimonio económico ante la terminación de labores y la ausencia de un sustancioso salario. Si esto fue así, probamos que Panamá definitivamente es un país de grandes jugadores. Los magistrados sí jugaron bonito, todos los goles para el final del partido para deleitar a sus aficionados.
Lástima que no a todos se nos permita jugar de esa manera.