Panamá somos todos.


Por: Gabriel J. Perea R. @elistmopty


Publicado en el Panamá America

CON LA proclamación de la victoria del SÍ en el referéndum del Canal culmina un largo e intenso capítulo de nuestra historia que difícilmente será olvidado. Han sido páginas en las que comprometimos el destino de la Nación. Esta decisión trascendental fue tomada con la participación del 43% de la población. El resto demostró, muy a lo panameño, que somos el país del «no me importa», del «juega vivo», de las pintas, del fútbol de temporada y de los expertos en protestas.

Si hubiese ganado el NO, tendríamos a quién echarle la culpa de todos los males existentes, y porque no, de los futuros también. Podríamos culparlos de que no se generen nuevos empleos, que la economía se estanque, que los inversionistas salieran corriendo en estampida, horrorizados por nuestra mentalidad de darle la espalda a las oportunidades; por rechazar insertarnos en las páginas de los milagros económicos de la era globalizada.
Eso no fue así. Del 43% de los ciudadanos que acudieron a cumplir su deber ciudadano, más de 700, 000 votaron a favor de la propuesta. Nuestras leyes electorales permiten que cualquier porcentaje que supere al otro en una contienda sea declarado vencedor, así sea inferior a la mitad de la población habilitada para ejercer el voto. Ahora el compromiso es doblemente exigente. Se tiene que cumplir con los beneficios que se mencionaron brindaría el desarrollo de la obra, tales como fuentes de empleos, capacitaciones e inversiones. Y sobre el horizonte estará siempre la promesa política que los ingresos del Canal llegarán a las clases más humilde.

El domingo sellamos nuestro destino como nación y para alentarnos en hacer bien las cosas, pensando siempre en función de país, colocándonos en el sitial de los recordados por su excelente trayectoria tendremos 200, 000 fiscalizadores que no estuvieron de acuerdo con la propuesta y votaron que NO. Estos panameños tuvieron sus razones y no dudemos que levantaran sus dedos acusatorios ante el menor desvío; tendrán la oportunidad de comprobar sus temores o reconocer nuevamente el trabajo desarrollado por la ACP.

Lo importante es que la decisión se tomó en democracia, que existió un gobierno que se atrevió a someter esta decisión a consulta popular, que existe un pueblo que respeta las decisiones de los demás. Ganó Panamá y todos los panameños, tanto aquellos que participaron como los que eligieron relegar la decisión en otros. Con la única diferencia que aquellos que pudiendo votar no lo hicieron, deben ser conscientes de que un país se construye con la participación de todos sus ciudadanos.

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