Por: Gabriel J. Perea R. @elistmopty
Publicado en el Panamá América
LO QUE le está ocurriendo a los actuales partidos políticos de oposición tiene cierta similitud con el reinado y caída de las especies a través de la historia. Así como los dinosaurios tuvieron su era de gloria, éstos se extinguieron fatalmente.
Y es que en la sabana panameña están desapareciendo varias especies que en el pasado fueron representativas del reino político. Estas están siendo víctimas inevitables de un predecible acontecimiento climático acaecido en mayo de 2004 cuando el gigantesco meteorito denominado por los expertos como «M-Patria Nueva 04» golpeó nuestro país.
Meses después del acontecimiento, parece casi imposible que las especies afectadas por las secuelas atmosféricas se recuperen exitosamente. Muy por el contrario, los pocos sobrevivientes han manifestado un comportamiento digno del estudio sociológico, que se caracteriza, principalmente, por una despiadada lucha por el control de los minúsculos grupos. No han sido capaces de reagruparse y trabajar conjuntamente, ni de unir sus fuerzas utilizando los conocimientos adquiridos en épocas de apogeo para enfrentar a la nueva especie dominante.
Esta nueva especie dominante realmente no es nueva, ha evolucionado de épocas anteriores, y que aprovechó hábilmente el momento para resurgir con mucha fuerza. Se valieron de una cuidadosa observación del entorno, aprovecharon los errores cometidos para capitalizarlos y propiciar su ascenso.
A diferencia de cómo esta secuencia de hechos ocurrió en el período jurásico, en el caso criollo el impacto del meteorito Patria Nueva no fue un algo fortuito e impredecible, fue provocado por el comportamiento de sus líderes, que hoy no pueden negar el desolador panorama que se observa en sus respectivos colectivos.
Hoy, los partidos de oposición no se oyen, no se ven y su presencia es inexistente. Lo único que puede observarse es singulares políticos de consumo masivo que se presentan en los mostradores de las ferias como artículos de primera necesidad, obviando que sus colectivos no son capaces de estructurar una real oposición.
Esta situación es inquietante, pues un país sin oposición política es un país sin equilibrio político, lo que es contraproducente hasta para el partido gobernante, porque puede sufrir esquizofrenia por la ingesta de vino fermentado.
Los partidos políticos de oposición deben seguir la corriente evolutiva y permitir el paso a nuevos líderes. Las especies no renacen, evolucionan y, en ocasiones, pueden dar inicio a nuevas especies. Ya existen algunas que están luchando para disputar un espacio en la política.
El período de tiempo que tomará la evolución de las especies afectadas es difícil de calcular. Eso dependerá de su capacidad de sobrevivencia en tiempos de escasez. Mientras tanto, la especie gobernante tiene todo el espacio y el tiempo para intentar perpetuarse.