Por: Gabriel J. Perea R. @elistmopty
Publicado en la Prensa
Al igual que hace casi seis meses, sigo opinando que algunas de las estrategias que está
desarrollando el gobierno para enfrentar los retos actuales fallaron, o dicho en buen panameño «están en panga». La situación que se planteó para mediados de año, a pesar de todos los esfuerzos, no se solucionó. Muy por el contrario, solo se dilató en tiempo y espacio un conflicto inminente.
Recordemos los acontecimientos. El frente Frenadeso –metamorfoseado en un ente digno de una nueva clasificación socio-cultural– emprendió una guerra sin cuartel hasta alcanzar el objetivo de derogar la ley de seguridad social que ya había sido bautizada en Gaceta Oficial como 17. Objetivo que fue plenamente alcanzado con las predecibles incisiones en la coraza de invulnerabilidad que ostentaba el gobierno.
Hoy, nuevamente el Frente vuelve y ejecuta una jugada digna de discípulos de Sun Tzu. Ganar una batalla sin librarla, al menos no en el terreno donde el adversario tienes todas las posibilidades de vencer. Esto fue exactamente la estrategia del Frente: los obligó a reunirse en el campo apropiado, los desgastó, los estudió, y ahora abandona el campo, exponiendo a los conjurados y sus aliados.
Si los estrategas del gobierno esperaban que el Frente permaneciera hasta el final para presentarlos como parte inseparable de un proceso de negociación que rindió sus frutos y al cual no pudiesen negar parte en la paternidad del engendro, obviamente estimaron mal.
La preocupación ahora recae en aquellos que –aliados a no al gobierno– permanecen en el diálogo y no podrán justificar ante sus bases que la profecía del Frente era cierta y que se impuso de todas formas el modelo presentado inicialmente por el gobierno con cambios puramente cosméticos.
El Frente ya realizó su siguiente paso; se está desplazando por todo el país para hablar con sus bases y reforzar sus bastiones. Solo es cuestión de tiempo y de esperar el anuncio gubernamental con su divulgación, puesto que la estrategia anterior de aprobar sin divulgar y de forma apresurada fue más contraproducente que el documento en sí mismo aprobado.
Pareciera que el único que saldrá beneficiado de este episodio será el Frente con un amplio panorama político. Saldrá perdiendo el gobierno, que estará obligado a enfrentar la inconformidad en las calles. Saldrán perdiendo los partidos políticos de oposición por su silencio inexplicable, saldrán perdiendo los adeptos al diálogo que quedarán desacreditados y saldrá perdiendo el pueblo, objeto y sujeto de todo el problema.
Es un callejón sin salida. Ni siquiera la Iglesia como garante parece tener el poder y la persuasión necesaria para evitar un conflicto predecible. Dado que todas las estrategias han fracasado, es necesario que el gobierno actúe de forma clara y de cara al pueblo.
Si la única forma de superar el problema de la seguridad social responde a las medidas que serán presentadas como resultado de la mesa del diálogo, que se presenten y se divulguen con su debida sustentación técnica. Que no quede la menor duda de estos resultados. De lo contrario, el Frente tendrá todo los argumentos para reclamar legitimidad como defensor de los derechos de los más poseídos.
No debe subestimarse la capacidad estratégica del Frente que hasta este momento parece tener mejores asesores que el gobierno.
Nuevamente aquí no hay tablas. El país debe continuar, hay decisiones trascendentales que están esperando superar esta etapa.
Esperamos que el gobierno dé muestras de trascendencia histórica y que sepa manejar esta difícil situación, y que la realidad de la inexistencia de una solución salomónica al problema sea aceptada por el más sabio de todos los pueblos… Sí, ese mismo, el pueblo panameño.
Recordemos los acontecimientos. El frente Frenadeso –metamorfoseado en un ente digno de una nueva clasificación socio-cultural– emprendió una guerra sin cuartel hasta alcanzar el objetivo de derogar la ley de seguridad social que ya había sido bautizada en Gaceta Oficial como 17. Objetivo que fue plenamente alcanzado con las predecibles incisiones en la coraza de invulnerabilidad que ostentaba el gobierno.
Hoy, nuevamente el Frente vuelve y ejecuta una jugada digna de discípulos de Sun Tzu. Ganar una batalla sin librarla, al menos no en el terreno donde el adversario tienes todas las posibilidades de vencer. Esto fue exactamente la estrategia del Frente: los obligó a reunirse en el campo apropiado, los desgastó, los estudió, y ahora abandona el campo, exponiendo a los conjurados y sus aliados.
Si los estrategas del gobierno esperaban que el Frente permaneciera hasta el final para presentarlos como parte inseparable de un proceso de negociación que rindió sus frutos y al cual no pudiesen negar parte en la paternidad del engendro, obviamente estimaron mal.
La preocupación ahora recae en aquellos que –aliados a no al gobierno– permanecen en el diálogo y no podrán justificar ante sus bases que la profecía del Frente era cierta y que se impuso de todas formas el modelo presentado inicialmente por el gobierno con cambios puramente cosméticos.
El Frente ya realizó su siguiente paso; se está desplazando por todo el país para hablar con sus bases y reforzar sus bastiones. Solo es cuestión de tiempo y de esperar el anuncio gubernamental con su divulgación, puesto que la estrategia anterior de aprobar sin divulgar y de forma apresurada fue más contraproducente que el documento en sí mismo aprobado.
Pareciera que el único que saldrá beneficiado de este episodio será el Frente con un amplio panorama político. Saldrá perdiendo el gobierno, que estará obligado a enfrentar la inconformidad en las calles. Saldrán perdiendo los partidos políticos de oposición por su silencio inexplicable, saldrán perdiendo los adeptos al diálogo que quedarán desacreditados y saldrá perdiendo el pueblo, objeto y sujeto de todo el problema.
Es un callejón sin salida. Ni siquiera la Iglesia como garante parece tener el poder y la persuasión necesaria para evitar un conflicto predecible. Dado que todas las estrategias han fracasado, es necesario que el gobierno actúe de forma clara y de cara al pueblo.
Si la única forma de superar el problema de la seguridad social responde a las medidas que serán presentadas como resultado de la mesa del diálogo, que se presenten y se divulguen con su debida sustentación técnica. Que no quede la menor duda de estos resultados. De lo contrario, el Frente tendrá todo los argumentos para reclamar legitimidad como defensor de los derechos de los más poseídos.
No debe subestimarse la capacidad estratégica del Frente que hasta este momento parece tener mejores asesores que el gobierno.
Nuevamente aquí no hay tablas. El país debe continuar, hay decisiones trascendentales que están esperando superar esta etapa.
Esperamos que el gobierno dé muestras de trascendencia histórica y que sepa manejar esta difícil situación, y que la realidad de la inexistencia de una solución salomónica al problema sea aceptada por el más sabio de todos los pueblos… Sí, ese mismo, el pueblo panameño.