Por: Gabriel J. Perea R. @elistmopty
Publicado en el Panamá América
En estos días leer el periódico o ver los noticieros puede ser una aventura que supere las extraordinarias ficciones realizadas en Hollywood. Lo que se percibe es una avalancha de acontecimientos que se inclinan a lo trágico y fantástico vaticinando el empeoramiento de la situación. A nivel nacional e internacional pareciese que las cosas empeoran con el pasar del tiempo.
En el plano nacional, sube la gasolina a precios nunca vistos en los últimos años. Grupos antagónicos a las reformas a la seguridad social presentadas por el gobierno están en pie de guerra. Los transportistas se están saliendo con las suyas al aumentar el pasaje. Los problemas de corrupción están pudriendo los cimientos de nuestra democracia y sistema judicial. Los políticos parece que se quedaron en el siglo pasado de los abanderados de pueblo con sus eternas críticas y pocas propuestas. La criminalidad que desafía abiertamente a los estamentos de seguridad y que nos mantiene con insomnio perenne.
En el plano internacional, desastres naturales, atentados suicidas. Conflictos regionales interminables, hambrunas, huracanes implacables, el clima global se calienta. Un panorama desolador. No son pocas las razones para sentirse aturdido y sin esperanza. Los acontecimientos nos afectan de forma directa e indirecta.
Afectan nuestro bienestar económico, mermando la capacidad de afrontar la vida en forma decorosa, afectan nuestra psiquis desequilibrando la confianza en el libre albedrío humano. Afecta la forma como se están formando los futuros ciudadanos de este país y del resto del mundo. Afecta la capacidad que debemos tener como padres para formar a nuestros hijos con fe en un futuro mejor.
A todo esto vemos que algunos elementos del gobierno en vez de prestar atención a esta situación desequilibrante, que son los caldos de cultivo de convulsiones sociales. Se burlan una vez más del pueblo que los eligió y se levantan las suspendidas exoneraciones de automóviles. ¿Será que están utilizando técnicas de meditación en la inmortalidad del cangrejo para sustentar que tienen todo el derecho a los privilegios auto-otorgados? ¿Olvidaron que ellos trabajan para nosotros los que pagamos impuestos?
A falta de respuesta pareciese que se abre campo un nuevo grupo que pretende llenar el acometido que nadie puede o quiere asumir, los llamados espiritualistas, y que ahora salen diariamente en televisión ¡Válgame Dios Madame Calalú televisada y en vivo!
La certeza de la situación es que estamos viviendo en una era de incertidumbre donde los acontecimientos suceden mas rápido de lo que puede asimilarse, cualquier cosa que suceda en el mas remoto rincón del planeta es difundido en vivo y en directo. Ya no vivimos en el apacible Panamá de nuestros abuelos, estamos, quiéranos o no, sumergidos en una metrópoli plagada de los mismos problemas y acontecimientos que creíamos que solo pasaban en otras latitudes.
El consejo es que debemos mantener una actitud positiva ante la avalancha de información que estamos recibiendo, ser críticos en forma constructiva y aportar nuestro grado de arena por pequeño e insignificante que nos parezca. Manteniendo esta actitud podemos mantener un balance en nuestra perspectiva de la vida y seguir aportando positivamente al bienestar colectivo. Creamos en Panamá.
En el plano nacional, sube la gasolina a precios nunca vistos en los últimos años. Grupos antagónicos a las reformas a la seguridad social presentadas por el gobierno están en pie de guerra. Los transportistas se están saliendo con las suyas al aumentar el pasaje. Los problemas de corrupción están pudriendo los cimientos de nuestra democracia y sistema judicial. Los políticos parece que se quedaron en el siglo pasado de los abanderados de pueblo con sus eternas críticas y pocas propuestas. La criminalidad que desafía abiertamente a los estamentos de seguridad y que nos mantiene con insomnio perenne.
En el plano internacional, desastres naturales, atentados suicidas. Conflictos regionales interminables, hambrunas, huracanes implacables, el clima global se calienta. Un panorama desolador. No son pocas las razones para sentirse aturdido y sin esperanza. Los acontecimientos nos afectan de forma directa e indirecta.
Afectan nuestro bienestar económico, mermando la capacidad de afrontar la vida en forma decorosa, afectan nuestra psiquis desequilibrando la confianza en el libre albedrío humano. Afecta la forma como se están formando los futuros ciudadanos de este país y del resto del mundo. Afecta la capacidad que debemos tener como padres para formar a nuestros hijos con fe en un futuro mejor.
A todo esto vemos que algunos elementos del gobierno en vez de prestar atención a esta situación desequilibrante, que son los caldos de cultivo de convulsiones sociales. Se burlan una vez más del pueblo que los eligió y se levantan las suspendidas exoneraciones de automóviles. ¿Será que están utilizando técnicas de meditación en la inmortalidad del cangrejo para sustentar que tienen todo el derecho a los privilegios auto-otorgados? ¿Olvidaron que ellos trabajan para nosotros los que pagamos impuestos?
A falta de respuesta pareciese que se abre campo un nuevo grupo que pretende llenar el acometido que nadie puede o quiere asumir, los llamados espiritualistas, y que ahora salen diariamente en televisión ¡Válgame Dios Madame Calalú televisada y en vivo!
La certeza de la situación es que estamos viviendo en una era de incertidumbre donde los acontecimientos suceden mas rápido de lo que puede asimilarse, cualquier cosa que suceda en el mas remoto rincón del planeta es difundido en vivo y en directo. Ya no vivimos en el apacible Panamá de nuestros abuelos, estamos, quiéranos o no, sumergidos en una metrópoli plagada de los mismos problemas y acontecimientos que creíamos que solo pasaban en otras latitudes.
El consejo es que debemos mantener una actitud positiva ante la avalancha de información que estamos recibiendo, ser críticos en forma constructiva y aportar nuestro grado de arena por pequeño e insignificante que nos parezca. Manteniendo esta actitud podemos mantener un balance en nuestra perspectiva de la vida y seguir aportando positivamente al bienestar colectivo. Creamos en Panamá.