Políticos de consumo masivo.


Por: Gabriel J. Perea R. @elistmopty


Publicado en el Panamá América

Ya han pasado tres periodos presidenciales desde la caída de la dictadura. Han sido buenas y malas experiencias, características de la edad adolescente de nuestra naciente democracia. Consecuentemente la mayoría de edad se alcanzará en este periodo presidencial.

En este cuarto episodio democrático de la era post-dictadura al igual que al entrar en la mayoría de edad, nos abocamos a decisiones relevantes en la vida nacional. Decisiones no exentas de sus perplejidades y que marcarán el rumbo de las próximas generaciones.
Paradójicamente cuando debemos concentrar todos nuestros esfuerzos en tomar las mejores decisiones surgen elementos absurdos y prematuros.

Específicamente la selección de políticos enlatados que salen a la palestra publica nuevamente a ofrecerse como un producto de consumo masivo indispensable.

En esta ocasión adelantando una campaña electoral mucho antes de lo que se pudiese vaticinar y el estómago aguantar. Como campaña publicitaria ¿cuál es la formula? Nada mas y nada menos que la misma de siempre, atacar, criticar, menospreciar, cualquier argumento que desvirtué las bondades de la competencia.

Solo falta que utilicen el origen genético para argumentar que las otras opciones son errores evolutivos.

Hasta cuando pensaran estos políticos enlatados que esas tácticas siguen siendo validas.
¿Eso es todo lo mejor que pueden presentar? Comenzar prematuramente cuatro años antes a criticar el gobierno en funciones con las promesas carnavalescas de que ellos lo harán mejor. ¡Evolucionen! Por favor.

Deben ser más creativos, utilicen slogan, hagan ofertas. Por ejemplo, si votan por ellos en cuatro años, le regalarán bonos de supermercado, cuentas de ahorros, cajas de tunas, cursos para aprender a sonreír, o una botella de seco o tal vez una dotación de leche por un año.
Inclusive estratégicamente es un error, la competencia tendrá la oportunidad de analizar cómodamente la oferta y enlatar un mejor producto. Tendrán cuatro largos años para preparar la contra oferta.

La masa de consumidores electorales alcanzará la mayoría de edad y como individuos que ya no creen en lo de «la lata premiada», no pueden venir con el mismo cuento. Ya esas campañas no venden, ahora se mira las cualidades del producto, ¿qué ofrece? ¿de qué esta compuesto? ¿cuál es su procedencia?
Si el producto no convence se queda en el escaparate. Como creen que se vendió el Team de la M.

Más les vale que esperen y monten una buena estrategia. Que realicen una buena oferta a su debido tiempo. Que presente planes de desarrollo, estrategias nacionales, proyecciones basados en estudios.

Esos melodramas propagandísticos, dignos de telenovelas baratas los dejamos para los actores.

Se necesitan verdaderos estadistas que presenten sus hojas de vida y sus logros, para ser considerados como opciones comestibles. ¡Pero dentro de cuatro años señores!

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