Gabriel J. Perea R. | Publicado el 1 de octubre de 2025
PODCAST: La inteligencia artificial no es la creatividad: es su extensión.
Imaginemos por un instante a un violinista.
El violín puede estar construido con la mejor madera,
puede tener cuerdas perfectamente tensadas,
puede estar afinado con una precisión casi mágica.
Pero ese violín, por sí solo, jamás será capaz de arrancar una melodía.
No conoce la poesía que se convierte en notas,
no sueña con acordes,
no vibra con emoción.
La música nace cuando un ser humano lo toma entre sus manos,
cuando deposita en él su intención,
su historia,
su creatividad.
Así es la inteligencia artificial generativa.
Es el instrumento más sofisticado que hemos construido como humanidad,
pero sigue siendo eso: un instrumento.
La creatividad no nace de la máquina;
nace de nosotros.
La IA puede extender nuestro talento,
multiplicar nuestras posibilidades,
eliminar fricciones que antes nos limitaban.
Pero la chispa, la visión,
el atrevimiento de crear lo inexistente,
esa es —y será siempre— humana.
No le temamos a la IA como reemplazo.
Abracémosla como el violín que espera al músico.
Porque el futuro no se compone solo:
se toca con nuestras manos,
se escribe con nuestras ideas
y se transforma con nuestra capacidad de imaginar.


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