Gabriel J. Perea R. | 19 de agosto de 2025
Si dejamos una inteligencia artificial en el centro de una sala vacía, no pasa nada. La máquina no respira, no se cuestiona, no actúa por iniciativa propia. Necesita contexto, objetivos y liderazgo.
El verdadero poder de la IA no está en su mera existencia, sino en las decisiones humanas que la orientan: las preguntas que formulamos, los valores que imponemos y el propósito que le damos.
Antes de preocuparse por si la IA va a «reemplazar» un trabajo, hay una pregunta más profunda que debemos hacernos: ¿estás dispuesto a ocupar el espacio que la IA nunca podrá llenar?
Visión, empatía y sentido son atributos exclusivamente humanos. Son estos elementos los que determinan cómo convertimos la tecnología en verdadero valor.
Danos tus impresiones — te leemos.


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