El cierre del estrecho de Ormuz podría tener graves repercusiones para Panamá y su Canal, vital para el comercio marítimo. Un aumento en los precios del petróleo afectaría los costos operativos y podría disminuir el tránsito de buques, impactando ingresos y la economía nacional. Panamá necesita adaptarse estratégicamente a estos posibles desafíos.


Gabriel J. Perea R. | Publicado en la Prensa el 16 de junio de 2025

PODCAST: ¿Cómo afectaría a Panamá un cierre del estrecho de Ormuz?


El aumento de las tensiones entre Israel e Irán ha elevado la posibilidad de un cierre del estrecho de Ormuz, la única vía de acceso al Golfo Pérsico, por donde fluye aproximadamente el 20% del consumo mundial de petróleo. Esta situación no solo amenaza la estabilidad energética global, sino que también podría tener repercusiones significativas para Panamá, especialmente para el Canal de Panamá, columna vertebral del comercio marítimo mundial.

El Canal es un atajo esencial entre el Pacífico y el Atlántico, utilizado por miles de buques cada año. Su funcionamiento está estrechamente ligado a las dinámicas del mercado petrolero internacional. Aunque el Canal de Panamá no es una ruta primaria para el transporte de crudo desde el Medio Oriente —dado que ese comercio fluye principalmente por el Canal de Suez o rutas directas a Asia—, sí juega un papel estratégico en el tránsito global de productos refinados y gas natural licuado. Un shock petrolero mundial, derivado del cierre de Ormuz, podría impactar indirectamente el canal a través del encarecimiento del combustible, la reconfiguración de rutas y la presión sobre cadenas logísticas globales.

Un eventual bloqueo del estrecho presionaría al alza los precios del petróleo, lo cual provocaría un incremento directo en los costos del combustible para los buques que transitan por el canal, además de elevar los fletes marítimos. Estos costos pueden trasladarse a los consumidores finales, impactando el precio de bienes importados a través del canal.

En un escenario de precios elevados y mayor incertidumbre política, es probable que algunas navieras opten por rutas alternativas, como el Canal de Suez o incluso el rodeo por Sudamérica, aunque estas rutas aumenten tanto el tiempo como el costo del viaje. El Canal de Panamá podría experimentar una caída en el número de tránsitos —y, por ende, en los ingresos por peajes— si esta tendencia se mantiene.

Ante una posible interrupción en el suministro, países consumidores podrían incrementar sus reservas estratégicas. Panamá, con infraestructura limitada para almacenamiento a gran escala, quedaría expuesto a variaciones abruptas de precios sin capacidad para amortiguarlas eficientemente.

Sin embargo, también existe una oportunidad estratégica. Panamá podría posicionar al canal como un refugio más estable que otras rutas, promoviendo su trayectoria como fiable y segura pese a las interrupciones en Medio Oriente. Para lograrlo, serían necesarias campañas diplomáticas y logísticas intensificadas, sostenidas por un ambiente global de tensión.

Una reducción en el tráfico de buques y un aumento en el costo de operación afectarían directamente a sectores clave como la Autoridad del Canal —por menor recaudación en peajes—, el sector logístico y aduanas —por caída en la actividad portuaria—, y la economía nacional, debido a una menor recaudación fiscal y reducción del dinamismo económico en torno a las zonas de acceso al canal.

Para mitigar estos riesgos, Panamá debería considerar medidas como fortalecer sus reservas energéticas, impulsar infraestructura para almacenamiento de combustible, diversificar rutas comerciales internas, establecer diplomacia energética activa con productores y consumidores clave, y acelerar proyectos que aumenten la eficiencia del canal y reduzcan los tiempos de tránsito.

El posible cierre del estrecho de Ormuz es más que una crisis geopolítica: representa un desafío para el orden logístico y energético mundial. Para Panamá, pone a prueba su capacidad de adaptación, planificación y diplomacia. Proteger el flujo constante por el canal, asegurar su viabilidad financiera e impulsar una gestión estratégica del riesgo determinarán la resiliencia de la economía panameña ante choques petroleros.

El autor es máster en administración industrial y está certificado en IA generativa.

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