La confusión entre la filosofía ágil y metodologías como Scrum y Kanban es común. La filosofía enfatiza adaptabilidad y colaboración, mientras que las metodologías son herramientas prácticas para aplicarla en proyectos.


Gabriel J. Perea R. | 23 de marzo de 2025

PODCAST: Ágil no es solo Scrum o Kanban: comprendiendo la diferencia desde la raíz


Desde que comencé a adentrarme en el mundo de las metodologías ágiles, he notado una confusión recurrente entre colegas, equipos y organizaciones: pensar que “agilidad” es sinónimo de Scrum o Kanban. Esta confusión no solo es común, sino que puede desvirtuar el verdadero valor de lo ágil. Por eso hoy quiero detenerme a aclarar esta diferencia clave: la que existe entre la filosofía ágil y las metodologías que la implementan.

Filosofía Ágil: el “por qué” detrás de todo

En esencia, la filosofía ágil es una forma de pensar y trabajar. Nació con el Manifiesto Ágil en 2001, y está basada en valores como la colaboración, la adaptabilidad, la entrega continua de valor y la mejora constante. No se trata de un método, ni de una receta. Es más bien un marco mental que nos ayuda a movernos en entornos cambiantes con inteligencia colectiva.

Adoptar la filosofía ágil es hacer un compromiso con el aprendizaje, con el cliente y con la mejora continua, incluso cuando eso signifique replantearlo todo.

Scrum, Kanban y compañía: el “cómo” llevarlo a la práctica

Por otro lado, tenemos las metodologías y marcos de trabajo ágiles. Estas son estructuras prácticas que nos ayudan a aplicar los principios ágiles a proyectos reales. Aquí entran Scrum, Kanban, SAFe, Lean, entre otros.

Estas metodologías nos dan roles claros, rutinas establecidas, artefactos de seguimiento y tableros visuales para gestionar el trabajo. Son herramientas poderosas, pero sin la mentalidad ágil detrás, corren el riesgo de convertirse en procesos vacíos.


Un ejemplo claro para no perder el norte

Imaginemos un equipo que decide reunirse todos los días para revisar su progreso, conversar abiertamente y ajustar su rumbo. No están usando ninguna metodología específica. Están siendo ágiles, porque están colaborando, iterando y mejorando.
Ahora, si ese mismo equipo necesita más estructura, puede adoptar Scrum: hacer sprints de 2 semanas, tener un backlog ordenado y retrospectivas constantes. O puede usar Kanban para visualizar su flujo de trabajo y limitar la cantidad de tareas en proceso.
Ambas herramientas sirven para aplicar la filosofía, pero no la reemplazan.


Comparativa rápida

CaracterísticaFilosofía ÁgilScrumKanban
Nivel de AplicaciónMarco de pensamientoMetodologíaHerramienta visual
EnfoqueAdaptabilidad, colaboración, valorIteraciones con roles definidosFlujo continuo y visual
EstructuraNo prescribe reglasSprints, roles, eventos y artefactosTablero, límites en proceso
Cuándo usarloSiempre, en toda la organizaciónEn proyectos iterativosEn flujos constantes y repetitivos

¿Y qué pasa en el sector público?

En mi experiencia profesional en entornos gubernamentales, he visto cómo la filosofía ágil puede transformar equipos, incluso cuando las regulaciones parecen rígidas.

  • En una oficina pública, Scrum puede servir para estructurar la creación de una nueva plataforma digital en ciclos definidos.
  • Mientras que Kanban es ideal para visualizar el estado de trámites o solicitudes y encontrar cuellos de botella.
  • Pero si no hay una verdadera intención de colaborar, mejorar y responder al cambio, ni el mejor tablero del mundo salvará el proyecto.

Reflexión final

La filosofía ágil es como el alma del movimiento. Scrum, Kanban y otras metodologías son el cuerpo que le da forma. Podemos tener procesos pulidos y roles asignados, pero si no entendemos por qué hacemos las cosas, lo ágil se convierte en teatro.

Mi invitación es esta: antes de implementar un marco, adopta la mentalidad. Cuestiona, conversa, mejora. Porque al final del día, lo ágil no es una herramienta… es una actitud.


¿Te gustaría saber cómo aplicar esta mentalidad ágil a tu entorno o proyecto? Escríbeme. Estoy convencido de que con voluntad y propósito, cualquier equipo —incluso en el sector público— puede ser verdaderamente ágil.

Gabriel J. Perea R.

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